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El servicio del cava

En caso de no haber tenido tiempo para enfriar la botella en la nevera, podemos sumergirla en un cubo con hielo y agua y, en unos 15 minutos. Adquirirá una temperatura de unos 6 ºC que es la ideal para el consumo. También es un buen método para conservarla fresca durante su consumo.
A continuación, la secaremos con una servilleta y la presentaremos a los comensales.

Con la botella en posición vertical, se retirará la parte superior de la cápsula mediante la cinta de apertura y retiraremos el bozal de alambre, sujetando el corcho con el dedo pulgar de modo que no pueda desprenderse de forma violenta.

En el momento de abrir la botella se inclinará unos 45 º para evitar la pérdida de espuma. La botella se aguanta con una mano y se gira sobre el tapón de corcho para extraerlo suavemente, sin ruido.
También es útil, en caso de que el tapón se resista, disponer de unas tenazas especiales para abrir las botellas de vinos espumosos.

Deberemos oler el tapón para comprobar el estado de conservación del corcho.

Se verterá un poco en una copa y se procederá a su degustación. Si es correcto, llenaremos las copas, haciendo resbalar el líquido por las paredes de las mismas hasta llegar a un máximo de 2 / 3 de su volumen total. Esta operación se puede realizar en dos tiempos para que no se desborde la espuma.

El Cava debe servirse sosteniendo la botella por su base, como se aprecia en la imagen. Esta es la posición más cómoda, incluso para las botellas grandes, tamaño magnum (150 cl).

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